20 Siempre tengo presente este terrible tiempo
mientras me lamento por mi pérdida. 21 No obstante, aún me atrevo a tener esperanza cuando recuerdo lo siguiente: 22 ¡El fiel amor del Señor nunca se acaba[a]!
Sus misericordias jamás terminan. 23 Grande es su fidelidad;
sus misericordias son nuevas cada mañana. 24 Me digo: «El Señor es mi herencia, por lo tanto, ¡esperaré en él!»
-Lamentaciones 3:20-24(NTV)